Para nosotros, todos los espacios construidos pueden y deben estar diseñados para el bienestar de las personas y desde una gestión consciente y responsable de los recursos empleados. Esto nos parece una exigencia básica tanto para la nueva arquitectura como para la arquitectura ya existente, que debe ser actualizada con estos criterios. Y ello desde la escala más pequeña hasta el nivel territorial.
Proyectamos y construimos espacios y ambientes con la autoexigencia de que sean a la vez confortables, saludables y de bajo consumo.
- Confort: calidad de diseño, calidad ambiental, funcionalidad.
- Salud: sin tóxicos en los materiales ni en el aire interior.
- Bajo consumo: de energía, de agua, de otros recursos.
Entendemos los edificios como dispositivos construidos que median entre las personas y el ambiente exterior, captando, disipando, almacenando, matizando, distribuyendo, la energía del medio ambiente en forma de calor, según el caso y el momento, para aportar condiciones de confort y bienestar sin consumo de energía o con un consumo mínimo de esta.
Para lograr esto empleamos como herramienta el diseño bioclimático y pasivo. En definitiva se trata de hacer una aproximación termodinámica utilizando el propio diseño del edificio para reducir al máximo las necesidades energéticas del mismo. Logramos un alto confort térmico y una alta calidad del aire interior apoyados en la forma del edificio, la orientación, el manejo de los aspectos climáticos locales y de las condiciones del entorno (captación y protección solar, vientos, vegetación, ventilación, materiales, inercia térmica, control de los acristalamientos, etc) y con un mínimo consumo de energía externa, si es posible, obtenida de fuentes renovables.
Hacemos por tanto una arquitectura adaptada al máximo al medio ambiente y al medio físico del lugar en el que actuamos. Una arquitectura sensible y consciente.