Aunque parezca sorprendente, la sostenibilidad constituye un nuevo paradigma, un nuevo modelo teórico y de acción, y supone un compromiso con el medio ambiente y con los demás que reorienta el concepto de progreso. Desde cada parcela de actividad se puede y se debe participar en la corrección de los desequilibrios y las disfuncionalidades que hemos construido, permitido y consolidado hasta ahora, y que ya sabemos que no sólo son injustas sino intrínsecamente autodestructivas, tanto en el plano medioambiental como en el social y el económico.
En el caso de la arquitectura, la sostenibilidad pone en primer término una gestión consciente y medida de los recursos, el impacto del hecho constructivo, el bienestar de las personas (higrotérmico, funcional, sensorial), la calidad del aire interior, la coherencia con el lugar en que se emplaza el edificio, la toxicidad de los materiales empleados, la solidaridad social para la accesibilidad y la integración, etc., aspectos estos que ensanchan la responsabilidad sobre el hecho arquitectónico mucho más allá del resultado formal o estético del artefacto construido, y devuelve a la arquitectura un protagonismo social y cultural, hace tiempo perdido, al reordenar las prioridades del habitar humano.
La construcción debe ser más eficiente, más ligera, más precisa, más limpia, menos costosa, más rápida, más fácil, más universal
Por tanto, nuestro entorno construido ha de ser cada día más eficiente, más sostenible, más saludable y más adaptado a todas las personas. Esto es una premisa insoslayable del siglo XXI. Construir sin destruir. Debemos exigir a los nuevos edificios que sean energéticamente autosuficientes, que devuelvan al medio lo que toman de él. Y es crucial actualizar la enorme cantidad de edificios ya construidos y reducir drásticamente su consumo de energía al tiempo que se ponen al día sus prestaciones en cuanto a habitabilidad, seguridad y accesibilidad.
Es una misión con la que estamos claramente comprometidos. La construcción debe ser más eficiente, más ligera, más precisa, más limpia, menos costosa, más rápida, más fácil, más universal; en definitiva, más sostenible.